Diario UNO 20 de abril - Carta al Lector - Ojala nosotros podamos hacer algo...

Sistema permisivo

Señor director:

A través de este medio deseo dirigirme a los estimados gobernantes, padres y lectores. Me atrevo a escribir por la preocupación de ser madre de adolescentes y lidiar todos los fines de semana con un sistema permisivo de ingreso a los boliches a menores de edad. ¿Dónde están los padres que permiten que sus hijos vayan a lugares prohibidos y la seguridad para no dejarlos ingresar? ¿Cómo podemos luchar contra este sistema de permisión si a muchos pareciera no importarles dónde van sus hijos/as? ¿Dónde están a la hora de dejarlos salir? ¿Saben que sus hijos/as menores de 18 años concurren a boliches con documentación falsa para poder ingresar a los mismos?
¿Que en algunos casos si están en las listas del boliche y llegan antes de la 1.30 de la madrugada pueden ingresar sin identificación, aun siendo menores? ¿Dónde está el control de seguridad que deja ingresar a nuestros hijos haciéndonos muy difícil la tarea de formar, educar y cumplir las normas ya que como padres estamos indefensos ante el consumismo?
¿Cómo podemos formar a nuestros hijos en un país justo, si lo que prevalece es la injusticia, el desorden y la falta de valores? ¿Cómo creemos que nuestros hijos puedan llegar a buen puerto si nosotros no hacemos nada para que cumplan con las normas de convivencia y encima no tenemos respaldo?
Mil veces me he preguntado dónde están los padres de las chicas que, pasadas por alcohol a altas horas de la noche, se encuentran tiradas al borde de la calle o llegan a la casa de una amiga para sacarse la borrachera.

¿Dónde están los padres permisivos a la hora de tener que enfrentar en algunos casos accidente fatales producidos por riñas, golpes y peleas entre unos y otros?
Algunas veces llegan tarde... Algunas veces el arrepentimiento no sirve para calmar el dolor del corazón.

Algunas veces los esfuerzos realizados dentro de cada hogar son truncados con mucha facilidad por la sociedad que no nos acompaña.

El desinterés generalizado por este tema es increíble. ¿No nos damos cuenta de que estamos largando al mundo, en muchos casos a menores de 14, 15, 16 y 17 años a la calle y sin ninguna seguridad de que vuelvan bien?
Este desinterés es lamentable, ojalá nos pudiéramos juntar y velar por nuestros hijos para que los lugares a los que concurran sean los que corresponden para sus edades.

Si pudiéramos fortalecer los valores y principios, y enseñarles que la vida no se trata de quemar etapas, sino de vivir cada una en su tiempo y espacio.

Si pudiéramos contar con nuestro semejante para que juntos pudiéramos luchar con esta inseguridad permisiva y que nuestros hijos estén cuidados y seguros al momento de salir de su hogar.

El sistema, las familias desglosadas, el poco interés por ser mejores, el Gobierno, la tristeza de no poder ir contra la corriente del sistema, la impotencia de no poder decir basta. La bronca que a nadie le llega ni importa. Son nuestros hijos los que día a día corren peligro y nosotros no hacemos nada. Son nuestros hijos los que muchas veces necesitan de la autoridad para encontrar el camino de la verdad.

Sólo pido que tomemos conciencia de adónde estamos llevando y dejando a nuestros hijos.

Acá no hay clase social, porque vemos día a día que los adolescentes pueden ser de la más baja clase social a la más alta, no hay distinciones de colores ni religiones. Son hijos, nuestros hijos, el mío, el tuyo y el suyo.

Pido a Dios, que este mensaje llegue a todos. Pido también para que tomemos conciencia de lo que viven nuestros hijos y de la necesidad que tienen de sentirse importantes dentro de sus vidas. Agradezco a este medio por poder expresar lo que muchos creemos y no decimos, lo que muchos callamos y omitimos. Y que tengamos el valor para defender a nuestros hijos de esta sociedad consumista, frívola y sin valores. Muchas gracias por este espacio.


María Carolina von
der Heyde

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